El objeto de la memoria

EL DESVÁN / Rafael Castillejo
Publicado en el suplemento "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón


            No es la primera vez que tengo que lamentar que se aproxime la clausura de una exposición.  Suele ocurrirme, sobre todo, con aquellas que me emocionan especialmente.  Es el caso de la titulada “El Objeto de la Memoria”, de Vicente García Plana, que acoge el Museo Pablo Serrano desde el pasado 3 de octubre y que ya ha sido reseñada aquí por Desirée Orús.

            La he visitado, solo o acompañado, un total de siete veces, y pienso acudir de nuevo el próximo 10 de febrero, día de su cierre definitivo, para despedirme de ella tal y como lo hacía cuando cerraban sus puertas para siempre algunos cines de Zaragoza.

            Recuerdo que, a los pocos días de su inauguración,  recibí un mensaje de un amigo que me conoce muy bien.  Al pie de una foto bastante parecida a la que vemos arriba escribió un escueto, pero rotundo ¡Te va a encantar! 

            No tardé en visitarla por primera vez.  Dio la casualidad de que era el día de mi cumpleaños, así que me tomé la contemplación de tal maravilla como un regalo del destino.  Allí pude encontrar cosas de mi infancia sabiamente mezcladas con las de la infancia de mis padres, de mis abuelos y hasta de mis hijos.  A la salida dejé un breve comentario en el libro de visitas: “Enhorabuena, amigo.  Querría decirle muchas cosas, pero no tengo palabras.  Espero conocerle pronto”.

            Para cumplir ese deseo me apunté a una de las visitas guiadas que Vicente García Plana ha venido haciendo cada sábado a las 12 de la mañana.  En poco más de una hora, que pasó sin darme cuenta, conocí de él lo suficiente como para poder afirmar que es uno de los artistas más originales e interesantes que he podido encontrar en los últimos años.

            Vicente García Plana (Huesca-1968), comisario de esta exposición, no es un coleccionista, sino un recopilador de objetos que, en su mayor parte, carecen de un valor material o histórico.  Son tantos (30.000) y de épocas y estilos tan distintos que, en otras manos, esta exposición hubiera sido un enorme almacén de zarrios, pero con su gran sentido del orden y de la estética consigue crear ARTE con esas cosas que para muchos no tendrían otro destino que un contenedor. 

            Como creo recordar que Vicente dijo durante su visita guiada, los objetos se apilan de la misma manera que se acumulan los recuerdos en nuestra memoria, muy cerca unos de otros, separados por el brevísimo espacio de tiempo en el que pasamos de una idea a otra, de un recuerdo a otro.

            Por favor, no se pierdan “El objeto de la memoria” de Vicente García Plana.  Quedan pocos días y no les puedo contar lo que verán allí porque, sinceramente, hay que verlo para creerlo.

 

Rafael Castillejo - Zaragoza, 31 de enero de 2019