La muerte de Nolo

EL DESVÁN / Rafael Castillejo
Publicado en el suplemento "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón


            Pocos saben, o recuerdan, que la primera actuación de los Hermanos Tonetti como pareja de payasos tuvo lugar en Zaragoza, durante las Fiestas del Pilar de 1953.  La llevaron a cabo como artistas del Circo Americano.  Todavía faltaban unos años para hacer realidad su sueño de dirigir su propio circo.

            Pepe y Manuel (Nolo) Villa del Río habían nacido en Santander, en la popular calle de Zapateros, en la Cuesta de la Atalaya.  Pepe, ocho años mayor que su hermano, sentía vocación circense desde niño.  En 1946 ya solía actuar en cualquier lugar en el que pudiese demostrar su habilidad para hacer reír a la gente presentándose con el nombre de Tonetti, en recuerdo del célebre payaso italiano Antonet.  Con el tiempo, encontró trabajo en el Circo Romero y, más tarde, en el Circo Americano. 

            En 1953 Pepe le propuso a Nolo, entonces electricista de profesión, formar una clásica pareja de payasos (Clown y Augusto) con el nombre de Hermanos Tonetti.  Pepe era el Augusto, o payaso de nariz roja.  Manolo era el clown, el payaso de cara blanca.

            En 1955 crearon el circo itinerante Radio Circo, que más tarde se llamaría Circo Hervás, hasta que en 1957 pudieron realizar su gran sueño: el Circo Atlas.  Como empresarios, sin descuidar su trabajo en la pista, Pepe se encargaba de la dirección artística y su hermano Nolo de la administración.

            En los tiempos de máximo esplendor, el Atlas llegó a contar con una nómina de unos 200 empleados.  No olvidemos que fueron aquellos los años en los que el circo estaba considerado como el mayor espectáculo del mundo, algo que el cine nos recuerda con inolvidables películas: “Trapecio”, “El Mayor Espectáculo del Mundo”, “Jumbo”, “El Fabuloso Mundo del Circo”, “Pelusa”…

            El 4 de diciembre de 1982, Nolo se suicidó tras varios meses padeciendo una serie de depresiones motivadas por la grave crisis económica que venía afectando a circos y teatros ambulantes desde el final de la década de los años setenta.  A duras penas, Pepe Tonetti mantuvo el Circo durante unos meses hasta que, una noche, en Reus, el Atlas dio su última función. 

            Vivo en una zona de Zaragoza en la que, a principio de la década de los setenta, se instalaba el recinto ferial donde los feriantes compartían espacio con circos y teatros ambulantes de variedades.  Algunos días de octubre, en el silencio de la noche, me parece oír los aplausos del público cuando el maestro de ceremonias del Atlas presentaba el número que ponía broche de oro a la
ultima sesión: la actuación de los Hermanos Tonetti.

 

Rafael Castillejo - Zaragoza, 29 de noviembre de 2018