Los Bravos - Éxito y tragedia

EL DESVÁN / Rafael Castillejo
Publicado en el suplemento "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón


            En primavera se cumplirán 50 años del concierto que "Los Bravos" ofrecieron en la Plaza de Toros de Zaragoza cuando todavía eran el grupo musical más famoso e internacional de España. 

            Recuerdo aquella noche en que Karina era la telonera, que el sonido fue de pésima calidad y que el teclista ocultó su rostro con un yelmo medieval.  Aún no se había incorporado Jesús Gluck (fallecido hace unos días).

            El gran éxito alcanzado por "Los Bravos" en apenas dos años, se comenzó a truncar la tarde del 29 de abril del 68 cuando  Manolo Fernández, teclista del grupo volvía junto a su esposa de la boda del bajista, Miguel Vicens.  A la altura del kilómetro 10 de la carretera de Palma de Mallorca a Valldemosa tuvieron un accidente falleciendo Lotty, mujer de Manolo.  Él se sintió culpable y quedó sumido en una depresión que le llevaría a suicidarse con una escopeta de caza, tres semanas después. 

            Numerosos contratos musicales más el rodaje de una tercera película que nunca se hizo, impulsaron a Alain Milhaud, productor del grupo, a buscar con urgencia un teclista.  Amigo de las sobreactuaciones con suspense, a Milhaud no se le ocurrió nada mejor que presentar al nuevo músico con un yelmo medieval en la cabeza, obligándole a actuar así en los primeros conciertos.  No tardó en afirmar alguien que se trataba del propio Manolo y que todo había sido un montaje, lo cual hizo agilizar el fin de aquel disparate.  Banalizar con el suicidio, no había sido una buena idea.  Y, menos, en aquel tiempo. 

            Con la llegada de Jesús Gluck como teclista definitivo a principio del verano, se desveló la identidad del hombre del yelmo, que resultó ser un músico británico llamado Peter Solley.  Al año siguiente (1969), cuando todo aparentaba cierta normalidad, su carismático cantante, Mike Kogel, anunció su marcha del grupo. Con el nombre artístico de Mike Kennedy, inició un nuevo camino que resultaría ser de corto recorrido. 

            Con continuos cambios en su formación, el nombre de "Los Bravos" se mantuvo con dignidad hasta 1990 gracias al buen carácter, profesionalidad y entusiasmo del guitarrista, Toni Martínez, que falleció el 19 de junio de ese mismo año en accidente de moto. 

            Dicen que su fulgurante éxito fue producto de una operación de diseño y que muchos de sus temas habían sido grabados por músicos de los estudios londinenses, pero caían bien y manejaron un atractivo repertorio que combinaba temas tan potentes como "Black is Black" o "Bring a Little Lovin" con bonitas canciones en español firmadas por Manolo Díaz, como "Los chicos con las chicas" o "La moto". 

            Desgraciadamente, como pude comprobar aquella noche de hace casi 50 años, en directo no sonaban igual.



Rafael Castillejo - Zaragoza, 1 de febrero de 2018