La vedette

EL DESVÁN / Rafael Castillejo
Publicado en el suplemento "Artes & Letras" de Heraldo de Aragón


            En los tiempos actuales, la chica de la foto podría haber formado parte de la nómina de Victoria’s Secret, famosa compañía estadounidense especializada en el diseño de lencería y otros productos de belleza femenina, cuyas espectaculares modelos desfilan en las pasarelas provistas de grandes alas, como los ángeles.

            Pronto se cumplirán diez años de aquella mañana en la que una señora se me acercó tras oírme hablar de música con un amigo por teléfono. Me dijo que había sido cantante y vedette profesional durante las décadas de los 60 y 70 con el nombre artístico de Mary Garby. Hasta entonces, nuestra relación en aquella cafetería, en la que ambos solíamos desayunar, se había limitado al normal saludo de cortesía de buenos días y adiós.

            Al día siguiente se presentó con un viejo sobre con fotografías que la mostraban actuando en el Teatro Alcázar (Valencia), El Molino (Barcelona), teatros ambulantes de variedades como Radio Teatro y Teatro Lido, etc. Los días sucesivos sirvieron para entablar amistad con ella y que me hablase de sus experiencias y anécdotas dentro y fuera de los escenarios.

            Recuerdo cuando me contó con qué urgencia buscaba siempre un teléfono con el que poder llamar, para tranquilizar a su familia, nada más llegar a cada lugar donde debía cumplir un contrato y, justo en aquel momento, me di cuenta de que Mary Garby era María Jesús, aquella joven de mi barrio (Torrero) que a los adolescentes nos parecía una mujer tan despampanante como las que veíamos dibujadas en el ‘CAN CAN’, especie de tebeo de humor para adultos, que publicaba entonces Editorial Bruguera. La misma chica a la que conocíamos en el barrio como “la vedette”.

            Gracias a ella, que además de sus fotografías me facilitó el poder encontrar a otras artistas de aquellos años, pude cumplir un proyecto que llevaba en la cabeza desde hacía tiempo: exponer en mi web una sección dedicada a aquellas vedettes que, a diario, se ponían delante de un público que no siempre sabía valorar su trabajo ni conocía lo que había detrás de aquellas vistosas plumas y lentejuelas.

            Cada una de aquellas mujeres tenía una vida privada que, muchas veces, resultaba ser muy distinta a la que podía parecer a simple vista. Por ese motivo, cuando un día Mary Garby me preguntó si con todo lo que me había contado sobre ella podía escribir un libro le contesté que sí, pero también le dije que se vendería poco porque, desgraciadamente, lo que hoy se paga es el escándalo, algo que en sus relatos nunca encontré.

 

Rafael Castillejo - Zaragoza, 27 de junio de 2019