FITA SANTA FE Y OTRAS FUENTES OLVIDADAS

 

El antiguo cartel que acompaña este artículo era uno de los muchos carteles que allá por los años cincuenta anunciaban productos, espectáculos y demás cosas que ahora se ofrecen a los consumidores desde la televisión.

Hace tan solo dos semanas no pensaba escribir un artículo dedicado al agua "Fita Santa Fe" pero, Internet tiene estas cosas. Desde que me dio por diseñar y gestionar yo mismo mi página Web, no hay un solo día que no reciba algún correo o llamada telefónica curiosa. Porque, en realidad, mi página es sencilla en diseño pero curiosa en contenido. Se trata de una página para compartir recuerdos de los años 40, 50 y 60. Así que, de curiosidad en curiosidad, hace unos días se puso en contacto conmigo Ángel Ruiz Solans, descendiente de los antiguos propietarios de los manantiales de aquellas famosas aguas medicinales de Santa Fe, que no solo se consumieron en esta tierra, sino que se exportaron a medio mundo.

Un comentario mío en un foro sobre productos medicinales que recuerdo de mi niñez donde menciono a "Fita Santa Fe", fue la pista que encontró Ángel Ruiz para dirigirse a mí, un día en que Heraldo de Aragón publicaba un artículo hablando de aquellos manantiales olvidados. Seguidamente dejé una opinión escrita en ese artículo como agradecimiento al interés demostrado por Ángel en contactar conmigo, y por convencimiento de que, aquellas aguas están en el olvido por los mismos motivos que están tantas cosas en esta región. Es ese día, como digo, gracias a Ángel Ruiz, cuando descubro cosas importantes sobre aquellas fuentes. Y me entero además del gran estudio que el propio Ángel, junto a Paco Iturbe, divulgador ambiental, han hecho sobre esta agua y otras más, decidiendo rescatarlas del olvido en el libro que se editará en 2008 con el título: "Fuentes Curativas de Zaragoza. Naturaleza Mágica".

Desde el año 1940 en que el "Agua Fita" fue declarada de utilidad pública y minero-medicinal, las oficinas y embotelladora que tenían en la calle Madre Sacramento enviaron gran cantidad de aquel famoso "purgante salino enérgico" a numerosos países del mundo. Así, hasta el año 1978, en que no pudiendo competir con los laboratorios farmacéuticos, Ángel Solans Manero, médico estomatólogo, apasionado de la medicina natural, que había sido el continuador del negocio familiar, tuvo que cerrar para siempre.

Tanto Ángel como Paco lamentan que se tengan estos manantiales en el olvido, precisamente en un año como este que comienza en que la Expo, Zaragoza y el agua se presentan unidas ante el mundo entero. Paco Iturbe insiste en que una sencilla restauración bastaría para mostrar cómo era el funcionamiento de la fuente de "Aguas Fita", puesto que todavía se conserva la caseta que protegía el pozo.

La propia DGA, en unas jornadas sobre aguas minero-medicinales de España, en el año 1999 en La Toja, expuso junto a varios expertos y conocedores de la trayectoria de estas fuentes en Aragón la necesidad de evaluarlas y protegerlas debidamente. Un año después, las Cortes de Aragón así lo acordaron. De momento, Ángel Ruiz y Paco Iturbe las rescatan del olvido con una investigación muy documentada.

No sé si aparecerán en este libro, pero recuerdo manantiales como el de "La Fuente de la Junquera", "La Fuente de la Caña" o el de "El Ojo del Canal", que saciaron mi sed cuando el Río Huerva era un pequeño Amazonas que ofrecía a los chavales unas aguas donde pescar y bañarse. Unas aguas que por mucha Expo y todo lo que se quiera ahora ofrecer, conocieron una muerte prematura que se podía haber evitado. Posiblemente, llegará un día en que algún tipo listo de fuera de esta región apostará por recuperar alguno de estos manantiales y, con una buena campaña de promoción, las recuperará de nuevo, pudiendo llegar a ser el agua que beba Isabel Preysler y todas las que quieran tener su aspecto. Los beneficios, como suele ocurrir, irán a parar fuera de Aragón, pero no echemos la culpa a nadie, sino a nosotros mismos.


Rafael Castillejo