50 AÑOS CON EL CAPITÁN TRUENO

Artículo publicado en la primavera de 2006

 

El año 1956 se presentaba para los españoles más o menos como los diecisiete anteriores. Ya había pasado tiempo desde que la guerra civil había terminado, pero daba la sensación de que en este país siempre iba a ser posguerra. Los chavales crecíamos en la calle jugando con cosas elementales y palabras como "ordenador" o "mega", tan usuales hoy en día, tenían otro significado. No se respiraba racismo, al menos con la raza negra. Los veíamos en las películas ambientadas en África y dibujados en los botes de Cola-Cao o en los envoltorios y cromos del Chocolate Batanga. Incluso algunos críos les envidiaban, pues creían que su color se debía a que se pasaban el día atiborrándose de chocolate. No teníamos negros, ni chinos, ni árabes.. no teníamos inmigrantes. Éramos nosotros los que teníamos que emigrar. Las niñas querían ser princesas y si alguna como mi vecina Pilarín, estaba excesivamente delgada, no era por moda, sino porque el miserable sueldo de su padre no daba para alimentar debidamente a la prole que tenía en casa. En el mes de junio de ese año 1956, apareció por primera vez en nuestras vidas "El Capitán Trueno".

En aquellos tiempos, dos de las mejores diversiones posibles eran los tebeos y el cine, por lo que mencionar a editoriales como: Bruguera, Maga o Valenciana, era como hablar de: Cifesa, Paramount o Metro-Goldwyn-Mayer.

Sería en los primeros meses de ese año cuando Editorial Bruguera encarga al guionista barcelonés, Víctor Mora, estudiar la creación de un personaje que pudiera convertirse en un gran éxito comercial. En aquel momento, esta editorial publicaba "El Cachorro" y quería algo que, al menos, pudiera parecérsele.

Víctor Mora ha confesado muchas veces que de todos los mitos en que podía basarse para la creación de un nuevo héroe, el mito de la Tabla Redonda era el que más le podía inspirar. Aunque Editorial Valenciana llevaba años vendiendo muy bien un personaje medieval como "El Guerrero del Antifaz", tenía muy claro que su nuevo cuaderno de aventuras, salvo en la época en que se ambienta, no debería parecérsele en nada. Además, iba a nacer en el mismo momento en que las pantallas de los cines proyectaban con gran éxito de taquilla, films histórico-medievales como: "Los Caballeros del Rey Arturo", "El Príncipe Valiente", "Coraza Negra" o "Ivanhoe".

Nada más aceptar Bruguera la sinopsis que del nuevo personaje le presentara Víctor Mora, el siguiente paso sería encontrar al dibujante adecuado. Lo encuentran en la casa en la figura de Miguel Ambrosio Zaragoza (Ambrós), natural de Albuixech (Valencia), que pocos meses antes había llegado procedente de Editorial Grafidea, donde había alcanzado gran éxito con personajes como "Chispita" y "El Jinete Fantasma".

El primer cuaderno de "El Capitán Trueno" en formato apaisado (17 x 24), sale a la venta el mes de junio de 1956, al precio de 1,25 pesetas. El comienzo de sus aventuras se sitúa en el siglo XII, a las puertas de Jerusalén durante la Tercera Cruzada, presentando al nuevo héroe como jefe de un grupo de españoles que lucha junto a Ricardo Corazón de León. No obstante, la característica más importante de la serie será el continuo desplazamiento de los personajes protagonistas por todos los rincones del mundo, a los que llegaba rápidamente gracias al ingenio de un sabio de la época, amigo de Trueno (Mago Morgano), que adelantándose notoriamente a su tiempo, había inventado un globo aerostático. En el primer cuaderno aparecerían ya su fiel escudero, Goliath, forzudo bonachón, y el joven Crispín, que avanzada la serie se descubrirá como hijo de un fallecido compañero de armas del Capitán. Muy pronto, en el tercer cuaderno, aparecería la otra gran protagonista de la serie, Sigrid de Thule. Ella fue la dama y eterna novia del Capitán Trueno. Hija del rey vikingoThorwald. Adoptada a la muerte de sus padres por Ragnar Logbrodt, que en su agonía (cuaderno nº 70), le revela su origen y derecho al trono de Thule. Ya reconocida reina, dejaría durante algunos períodos de tiempo de acompañar al Capitán para dedicarse a asuntos de gobierno. Demostraría una increíble paciencia ante los sucesivos aplazamientos de boda que las continuas aventuras imponían.

Además de los principales personajes, hubo muchos otros que alcanzaron gran celebridad, tanto en el apartado de amigos como de enemigos. Así podemos recordar grandes amigos de Trueno, como el anteriormente mencionado padre adoptivo de Sigrid, Ragnar Logbrodt. El Príncipe Gundar, antiguo pretendiente de la reina de Thule. Ricardo Corazón de León, Rey de Inglaterra y jefe de los cruzados en Palestina. Morgano, el mago que en el cuaderno nº 13 de la serie regalaría al Capitán su invento del globo aerostático. Zaida, antigua reina de los negreros, redimida por Trueno, enamorada de éste, se casaría finalmente con Gundar. Entre los más encarnizados enemigos podemos mencionar a Akrón el Hechicero, Capitán Krisna, General Cimitarra, Ulrich el Negro, Conde Kaffa, Titlán el Tirano, etc.

En realidad, la aparición de "El Capitán Trueno" supuso toda una renovación de la historieta española de aventuras. A diferencia de "El Guerrero del Antifaz", este héroe y sus amigos disfrutan con sus correrías y no se sienten esclavizados por ellas. Son simplemente caballeros andantes dispuestos a desfacer entuertos, a salvar doncellas cautivas, a derrocar tiranos opresores y a desvelar misterios impenetrables, y lo hacen con alegría y sin darle demasiada importancia.

Es imposible saber el número de lectores que pudo alcanzar en sus mejores momentos. Hay datos que hablan de 175.000 ejemplares vendidos, pero hay que tener en cuenta que en aquellos años cincuenta era habitual el intercambio de tebeos en las tiendas e incluso el alquiler, por lo que hay quien asegura que algún número de la serie pudo llegar a ser leído por más de un millón de personas.

La colección alcanzaría los 618 ejemplares y, Víctor Mora, que firmaba como Víctor Alcázar, sería su único guionista, salvo en los números 26 a 45, que llevan la firma de Ricardo Acedo. En cuanto a los dibujantes, pasarían muchos, pero Ambrós fue el más importante de todos ellos con diferencia. Sus dibujos aparecen en la mayoría de los doscientos primeros números y, curiosamente, su colaboración con Beaumont coincide con la época de mayor tirada. Aunque esos primeros doscientos son de una calidad inusitada, hasta el número 400 puede leerse con interés. Después, entre el lógico cansancio de Víctor Mora y la poca calidad de los sucesores de Ambrós, la serie degeneraría hasta un final que se prolongó demasiado.

Aunque siempre recordaremos a este personaje por la publicación original, no sólo apareció en los cuadernillos apaisados. En 1960, apareció la revista "El Capitán Trueno" en formato vertical y tamaño 25 x 17 centímetros. Se publicó durante ocho años, alcanzando los 427 ejemplares. También aparecería durante varios años en las páginas centrales de la revista "Pulgarcito" y en la Colección Héroes (novelas con páginas de historietas). No podemos omitir los típicos Almanaques de Navidad y Extras de Verano.

En resumidas cuentas, "El Capitán Trueno" generó grandes beneficios a sus editores aunque, como suele ocurrir, no repercutieran en sus autores, porque además de esas series originales, se llegaron a hacer numerosas reediciones y se publicó en varios países. La publicidad también aprovechó la fama del personaje (recuérdense las tres aventuras del Capitán con el Paje Elgorriaga para la firma Chocolate Elgorriaga, en las contraportadas del cuaderno y la revista). Se lanzaron también escudos adhesivos, hojas recortables y panoplias de espada y escudo. La casa Estereoplast creó una serie de figuritas de plástico con los principales personajes de la serie, sus barcos, animales, etc.

Pero este éxito comercial de excepción no implica una calidad fuera de serie. La editorial no supo reconocer lo que un dibujante como Ambrós había creado y alargó innecesariamente la serie, dando entrada a sucesivos dibujantes de muy distintos estilos. Esto, junto al lógico cansancio de Víctor Mora, hizo que los últimos años no se parecieran en nada a los de su época de mayor esplendor.

En cualquier caso, "El Capitán Trueno" permanecerá siempre en el recuerdo de los millares de jóvenes que pasaron emocionantes horas en su compañía.

Rafael Castillejo Murillo