ANTIGUO CINE VENECIA

Por Esteban Trigo

   

Situado en la calle de Lasierra Purroy, del Barrio de Torrero, esta sala nació al mundo del espectáculo, allá por el año 1945, tras haber sido antes un enorme local de carpintería, cuyo propietario, Miguel Procas , intuyó que estableciendo el primer cine en una amplia zona donde no existía ninguno, podía esperar mejor futuro al cambio de actividad. Y, en efecto, fue un acierto la inauguración del Cine Venecia con un aforo de casi 500 butacas en planta y cuatro equipos de aire acondicionado en los pasillos laterales. En la entrada dispuso un recinto de bar-ambigú y, lógicamente arriba con acceso reservado, instaló la cabina con dos proyectores Ossa que, como casi todos en aquellos años, se alimentaban de candentes electrodos, que, más de una vez, quemaban literalmente las películas.

Fue el hijo del mismo nombre que el promotor, quien provisto del imprescindible carnet de operador, asumió el funcionamiento total del Cine, consiguiendo contratar películas " para mayores " que todavía no se habían estrenado en la ciudad y, logrando tal afluencia de espectadores que en algunas sesiones llenaban por completo las localidades.

Al firmante le unía un parentesco con la mujer de Miguel Procas, hijo, lo cual aprovechaba para ver las películas sin pagar y, además, desde la cabina de proyección, algo que para un muchacho de mi edad tenía un encanto especial el ver cómo funcionaba aquel mundo de imágenes, viendo poner los rollos en los tambores y escuchar el tableteo de la "cruz de malta " cuando la cinta pasaba por el foco... El Cine Venecia, digo, conoció tiempos de esplendor, pero al igual que otras salas de barriada, inició el declive cuando la televisión fue llegando a los hogares y apagó tantas pantallas en ciudades y pueblos. En menos de dos años cerraron tres mil cines en España, lo cual fue un duro golpe para los que siempre admiramos el Séptimo Arte.

No me resisto a terminar la evocación nostálgica de aquel " Cine Paradiso " que fue para mí el Cine Venecia, sin mencionar la algarabía que se formó una vez entre el público cuando se confundieron las bobinas y se proyectó en desorden el NODO con los demás rollos.

Aquella película era " La Lola se va a los Puertos ".


Esteban Trigo